Kahai: abriendo el camino al biocomercio en Colombia


Los hermanos Camilo y Alberto Jaramillo dicen que estaban destinados a ser los primeros en el mundo en industrializar el cacay, la semilla de un árbol del mismo nombre único en Colombia que se da en la Amazonia y en los Llanos Orientales, y que produce un poderoso fruto del que se pueden derivar alimentos, farmacéuticos y productos cosméticos.

Pese a las muchas propiedades de la semilla, hasta hace muy poco no había normatividad clara que regulara su aprovechamiento, lo cual imposibilitaba hacer empresa para industrializarla.

“Pero gracias al trabajo que hicimos con el PTP (Programa de Transformación Productiva), ahora podemos aprovechar la semilla, generamos empleo y ya exportamos nuestros productos”, explica Alberto Jaramillo, gerente de la empresa Kahai.

Alberto recuerda que él y su hermano decidieron en el 2008 que era hora de dejar su vida de empleados para convertirse en empresarios y comenzaron a explorar varios proyectos agroindustriales. Ahí se encontraron con el cacay “por cosas del destino”.

“Intentamos varios tipos de empresa, pero lo único que avanzaba era el tema del cacay. Conocíamos a las personas indicadas sin estarlas buscando, encontrábamos estudios que ratificaban el potencial de la semilla, todo se iba dando con mucha naturalidad”, explica.

Y cuando aparecieron los retos, encontraron el apoyo indicado. Para llevar su producción a una escala industrial, Kahai requería un permiso especial, cuya regulación en el país no tenía límites claros cuando se trataba de elementos de la biodiversidad colombiana como el cacay.

“Tratando de solucionar esa problemática, conocimos el PTP y gracias a la gestión que nos ayudaron a hacer ante el Ministerio de Ambiente, logramos que se delimitara la norma para aprovechar elementos de la biodiversidad del país”, señala Alberto y agrega que esto no solo les permitió acceder al permiso, sino que también sentó las bases para que otras empresas puedan apostarle al biocomercio con el cacay u otros recursos similares.

Hoy, Kahai puede decir con orgullo que es pionera en lo que hace y que esto dio vía para emplear a cerca de 500 familias que cultivan cacay en el Meta, muchas de ellas en zonas golpeadas por el conflicto, y que son sus proveedoras de la semilla, con la que producen aceite antiedad que se exporta a países como Australia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Japón, Corea del Sur y Canadá.
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